La agorafobia es un trastorno de ansiedad caracterizado por el miedo intenso a estar en lugares o situaciones de donde sería difícil escapar o recibir ayuda en caso de un ataque de pánico. Este temor puede hacer que la persona evite espacios abiertos, lugares públicos o situaciones que perciba como potencialmente incontrolables.
La agorafobia puede ser extremadamente incapacitante, afectando significativamente la capacidad de una persona para trabajar. Los síntomas incluyen ataques de pánico, ansiedad extrema, y evitación de situaciones que pueden resultar en un aislamiento social como puede ser el hecho de desplazarse en transporte público o salir a la calle y una limitación en las actividades cotidianas. Estos síntomas pueden ser tan severos que la persona evita ir al trabajo, interactuar con compañeros de trabajo o incluso realizar tareas laborales básicas, siendo motivo de incapacidad permanente.
Te escuchamos sin compromiso en una visita gratuita.La agorafobia puede variar en intensidad y afectar la capacidad laboral de diferentes maneras. A continuación, se describen los distintos niveles de incapacidad que puede causar este trastorno:
La agorafobia puede provocar ansiedad intensa y ataques de pánico en situaciones específicas, como en espacios públicos o entornos laborales. Esto puede limitar parcialmente la capacidad de trabajo, reduciendo el rendimiento y la eficiencia laboral al menos en un 33%, generando dificultades para cumplir con las responsabilidades diarias.
En casos severos de agorafobia, donde el miedo y la ansiedad impiden completamente la realización de cualquier tarea de su trabajo, se considera una incapacidad permanente total. Aunque el individuo no puede llevar a cabo sus tareas laborales habituales, es posible que se puedan considerar adaptaciones o trabajos con menos exigencias, dependiendo del grado de funcionalidad residual.
Para aquellos mayores de 55 años, la incapacidad permanente total cualificada refleja una significativa disminución en la capacidad laboral debido a la agorafobia y la edad. Esta combinación puede complicar aún más la búsqueda de empleo y limitar las opciones disponibles, dada la adaptación laboral y las restricciones impuestas por el trastorno, que en ocasiones podrían impedir incluso el exponerse a entrevistas de trabajo o limitar sus opciones a aquellos puestos de trabajo a los que pueda acudir sin emplear el transporte público.
La incapacidad permanente absoluta se presenta cuando la agorafobia es tan grave que impide al individuo realizar cualquier tipo de trabajo. Este grado de incapacidad indica un impacto amplio en la vida diaria, afectando gravemente la capacidad para mantener cualquier forma de ocupación.
La gran invalidez se aplica cuando la agorafobia requiere asistencia constante para realizar las actividades básicas de la vida diaria. En este nivel, la limitación de independencia es extrema, y la persona necesita ayuda continua para gestionar incluso las tareas cotidianas más esenciales.
Solicitar una incapacidad por agorafobia puede ser difícil, pero siguiendo estos pasos se puede lograr:
La Seguridad Social tiene un plazo de hasta 135 días para emitir una decisión sobre las solicitudes de incapacidad permanente. Si no se recibe respuesta en este período, la solicitud se considera rechazada por silencio administrativo.
Tras recibir la resolución, el solicitante dispone de 30 días laborables para presentar una reclamación administrativa si no está de acuerdo. Si la reclamación es también denegada, se puede iniciar un proceso judicial ante los tribunales dentro de los 30 días hábiles posteriores a la notificación.
La evaluación de la agorafobia se centra en determinar la extensión del impacto que este trastorno tiene sobre la vida del paciente. A continuación se detalla el proceso:
La evaluación funcional analiza cómo la agorafobia afecta a la capacidad laboral. Mediante pruebas psicológicas, se evalúa la intensidad del miedo y la evitación, así como el impacto en la capacidad para realizar tareas, incluyendo la dificultad para enfrentar entornos de trabajo y el grado de aislamiento social.
Este tribunal examina el diagnóstico y su evaluación para emitir un dictamen. Examina los informes de salud mental y determina cómo el trastorno limita la capacidad del paciente para cumplir con sus responsabilidades, valorando el impacto en su vida profesional.
Una baja laboral se concede cuando la agorafobia impide trabajar al afectado. Esta condición puede resultar en ausencias prolongadas, ya que el paciente puede evitar ir al trabajo o enfrentarse a salir a la calle, a sitios abiertos o estar acompañado. En casos severos, la baja puede extenderse por largos períodos, superando incluso el año.
Para solicitar una incapacidad por agorafobia, es fundamental reunir toda la documentación médica relevante, que incluya diagnósticos y evaluaciones psicológicas detalladas. Además, se recomienda buscar asesoramiento legal para asegurar que se cumplan todos los requisitos y obtener la mejor representación en caso de necesidad.
Organizar y reunir los informes médicos, resultados de evaluaciones psicológicas y cualquier prueba que demuestre cómo la agorafobia afecta, es la mejor opción. Esta documentación es crucial para respaldar tu solicitud de incapacidad y demostrar la afectación en el trabajo.
Contar con un abogado de incapacidad permanente es esencial para preparar la documentación necesaria, presentar reclamaciones y defender tus intereses en procedimientos judiciales si tu solicitud es rechazada inicialmente. Un experto en el área puede guiarte a través del proceso y mejorar tus posibilidades de éxito.
En esta sección, podrás explorar casos de éxito gestionados por nuestro despacho, donde se ha logrado obtener la incapacidad por agorafobia y otras condiciones similares. Estos ejemplos ilustran cómo se han resuelto situaciones similares y pueden ofrecerte una visión valiosa sobre el proceso.
En Toro Abogados hemos conseguido que los tribunales reconozcan a nuestros clientes el grado de Incapacidad permanente absoluta, como sucede en el presente caso.
Nuestro cliente había sido diagnosticado de una agorafobia crónica y persistente a pesar de los múltiples tratamientos y el seguimiento por parte de psiquiatra y psicólogo, que le limitaba para la conducción de cualquier tipo de vehículos -tenía la incapacidad permanente total reconocida al ser conductor por este motivo-, así como el hecho de salir a la calle.
Esto le implicaba que no podía realizar los normales desplazamientos de ida y vuelta a su puesto de trabajo y por ende, estaba incapacitado para el desempeño de cualquier actividad laboral.
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