En las próximas líneas abordamos el proceso de solicitud de incapacidad laboral debido a la ataxia, incluyendo la evaluación del trastorno, la gestión de la baja laboral y las recomendaciones esenciales para una solicitud exitosa.
La ataxia no es una enfermedad, sino un trastorno neurológico que se caracteriza por una falta de coordinación y equilibrio debido a una lesión o enfermedad del sistema nervioso central.
No hay una cura única para la ataxia, ya que su tratamiento depende del tipo y causa subyacente. Algunos tipos de ataxia pueden ser tratados con terapia física y ocupacional, mientras que otros pueden requerir medicamentos o incluso una intervención quirúrgica. En general, el objetivo del tratamiento es mejorar la calidad de vida del paciente y ayudarlo a mantener su independencia y capacidad funcional lo máximo posible.
En algunos casos, impide a la persona hacer sus actividades diarias e incluso su trabajo, pudiendo solicitar una incapacidad permanente laboral.
Aunque hay diversos tipos de ataxia, nos vamos a centrar en los que más ocasionan bajas laborales y posteriores incapacidades permanentes.
La ataxia cerebelosa resulta de daños en el cerebelo, la parte del cerebro responsable de la coordinación y el equilibrio. Esto provoca dificultades en el control motor y la coordinación de movimientos.
La ataxia menstrual es una condición rara en la que se experimenta falta de coordinación motora durante el ciclo menstrual, posiblemente debido a fluctuaciones hormonales que afectan el sistema nervioso.
La ataxia de Friedreich es una enfermedad hereditaria que causa degeneración progresiva del cerebelo y la médula espinal, afectando gravemente la coordinación y el equilibrio, y suele comenzar en la infancia o adolescencia.
Actualmente no hay una cura definitiva para la ataxia. El enfoque del tratamiento se centra en el manejo de los síntomas y la mejora de la calidad de vida mediante terapia física, ocupacional y soporte médico continuo.
Dependiendo de la gravedad de los síntomas y su impacto en la vida laboral, se pueden obtener distintos grados de incapacidad laboral. A continuación, se describen los diferentes tipos de incapacidad que pueden aplicarse en casos de ataxia.
La incapacidad parcial implica una pérdida de al menos el 33% de la capacidad laboral del individuo. En personas con ataxia, los síntomas como la falta de coordinación y problemas de equilibrio pueden dificultar ciertas tareas, pero no impiden completamente el trabajo. La persona puede seguir realizando su actividad laboral, aunque con limitaciones significativas en algunas funciones.
La incapacidad permanente total supone que la persona ya no puede realizar su trabajo habitual debido a los efectos de la ataxia. El deterioro de las capacidades motoras y cognitivas puede ser tan grave que la persona no puede continuar desempeñando las mismas funciones que realizaba antes de desarrollar el trastorno.
Este tipo de incapacidad se aplica a personas mayores de 55 años que, además de tener una incapacidad permanente total, reciben un incremento del 20% en su prestación. La ataxia en personas mayores puede generar un deterioro más rápido y severo, haciendo que sea más difícil para estas personas adaptarse a otras ocupaciones, lo que justifica el aumento en la cuantía de la pensión.
La incapacidad permanente absoluta es aquella en la que la persona queda completamente incapacitada para realizar cualquier tipo de trabajo, no solo su ocupación habitual. En casos severos de ataxia, los problemas de movilidad, coordinación y control motor pueden ser tan extremos que la persona no puede desempeñar ninguna actividad laboral de manera efectiva y segura, sin importar la naturaleza del empleo.
La gran invalidez se aplica cuando una persona necesita asistencia constante de terceros para llevar a cabo actividades básicas de la vida diaria, como vestirse, comer o desplazarse. En las etapas avanzadas de la ataxia, la pérdida de autonomía es tal que el individuo requiere ayuda permanente, debido a la gravedad de los problemas motores y de equilibrio. Esto implica un nivel de incapacidad extremo y una dependencia total de cuidadores.
Para tramitar una solicitud de incapacidad debido a ataxia, se deben seguir varios pasos clave:
El Instituto Nacional de la Seguridad Social (INSS) dispone de 135 días para emitir una decisión sobre las solicitudes de incapacidad. Si no se recibe respuesta en este plazo, se entiende que la solicitud ha sido rechazada por “silencio administrativo”.
En caso de rechazo o falta de respuesta, el solicitante tiene 30 días hábiles para presentar una reclamación previa al INSS. Si esta reclamación es denegada, el siguiente paso es iniciar un procedimiento judicial en los juzgados dentro de los 30 días hábiles siguientes.
La evaluación de la ataxia es crucial para determinar el grado de incapacidad laboral y el impacto del trastorno en la vida diaria del paciente. Esta evaluación involucra una serie de análisis médicos y funcionales para comprender cómo la ataxia afecta las habilidades motoras y la capacidad de trabajar. Un diagnóstico preciso y una evaluación detallada son esenciales para establecer el nivel de apoyo y compensación que se puede necesitar.
La evaluación funcional se centra en medir cómo la ataxia afecta las habilidades motoras y la coordinación en actividades diarias y laborales. Se realizan pruebas para valorar la capacidad de mantener el equilibrio, la coordinación y la destreza manual. Esta evaluación ayuda a determinar el grado de limitación en la capacidad para llevar a cabo tareas laborales y personales.
El tribunal médico revisa la documentación y los informes proporcionados por los especialistas para evaluar el impacto de la ataxia en la capacidad laboral del solicitante. Analizan la gravedad de los síntomas, el deterioro funcional y cómo estas limitaciones afectan el desempeño en el entorno laboral. Su decisión influye en la calificación de la incapacidad y las prestaciones asociadas.
La baja laboral por ataxia se concede cuando el trastorno neurológico impide temporalmente el desempeño del trabajo. La duración de la baja depende de la severidad de los síntomas y de la respuesta al tratamiento. Puede ser necesaria una revisión periódica para ajustar la baja en función de la evolución del estado del paciente y la recuperación de sus capacidades.
Para gestionar eficazmente la incapacidad por ataxia, es esencial seguir ciertos pasos y recomendaciones. Asegurarse de contar con toda la documentación médica necesaria y buscar apoyo legal adecuado puede facilitar el proceso de solicitud y aumentar las posibilidades de una resolución favorable. Aquí se detallan los elementos clave a considerar.
Es fundamental presentar informes médicos exhaustivos que incluyan diagnósticos de neurólogos y resultados de pruebas de coordinación y equilibrio. Estos documentos deben demostrar claramente cómo la ataxia afecta la capacidad del individuo para trabajar y realizar actividades diarias.
Contar con el asesoramiento de un abogado especializado en incapacidades laborales es muy recomendable. Un abogado de incapacidades puede guiar al solicitante a través del proceso de solicitud, ayudar a presentar reclamaciones y defender sus derechos en caso de rechazo o dificultades durante el procedimiento.
Examinar casos previos de éxito en la solicitud de incapacidad por ataxia puede proporcionar valiosa orientación. Los ejemplos anteriores pueden ofrecer información sobre cómo se han manejado casos similares, qué tipo de documentación ha sido efectiva y cómo se han resuelto los problemas comunes en el proceso de solicitud.
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