La cardiopatía isquémica es un trastorno en el que el corazón no recibe suficiente sangre y oxígeno. Esto puede ser causado por una obstrucción en las arterias coronarias, las principales arterias que suministran sangre al corazón. Señales como dolor o presión en el pecho, fatiga, falta de aliento y dolores en el brazo izquierdo, hombro o mandíbula, delatan la aparición de esta dolencia.
En algunos casos graves, puede dar lugar a una incapacidad permanente, si limita a la persona en un grado tal, que no pueda ni siquiera trabajar.
La cardiopatía isquémica puede afectar significativamente la capacidad de una persona para trabajar, dependiendo de la gravedad de la enfermedad y sus efectos en la salud general. A continuación, se detallan los diferentes tipos y grados de incapacidad laboral asociados con esta condición.
En el caso de la cardiopatía isquémica, la incapacidad parcial se define por una reducción del 33% en la capacidad laboral. Esto puede suceder cuando los síntomas, como la angina de pecho y la fatiga, afectan la eficiencia en el trabajo, pero el individuo aún puede realizar algunas tareas con limitaciones.
La incapacidad permanente total se aplica cuando la cardiopatía isquémica impide que la persona realice su trabajo habitual de manera definitiva. Aunque no puede desempeñar sus funciones laborales normales debido a la condición, podría ser capaz de realizar trabajos menos exigentes o adaptados a su limitación.
Se reconocerá en situación de incapacidad permanente total aquellos que cumplan los siguientes requisitos:
Todo lo anterior, no obstante, tendremos que relacionarlo con la profesión desempeñada y que esté limitado para realizar las funciones con esos parámetros.
Este grado de incapacidad se concede a trabajadores mayores de 55 años con una incapacidad permanente total, y se aplica un incremento del 20% sobre la base de la pensión. Este ajuste tiene en cuenta las dificultades adicionales que enfrentan los trabajadores mayores al adaptarse a nuevas formas de empleo debido a la cardiopatía.
La incapacidad permanente absoluta se concede cuando la cardiopatía isquémica impide completamente al individuo realizar cualquier tipo de empleo. En este caso, la enfermedad es tan grave que el afectado no puede llevar a cabo ninguna actividad laboral, independientemente de su naturaleza.
En caso de que cumpla con alguno de los siguientes requisitos, podría reconocérsele un grado de incapacidad permanente absoluta:
Se otorga el estatus de gran invalidez cuando la cardiopatía isquémica requiere asistencia constante para realizar tareas esenciales de la vida diaria. Esto incluye necesidades como ayuda para la movilidad, el cuidado personal, y otras actividades básicas que no pueden realizarse sin apoyo continuo.
El proceso para solicitar incapacidad laboral debido a cardiopatía isquémica implica una serie de pasos importantes que deben seguirse meticulosamente. Este procedimiento es para evaluar adecuadamente la gravedad de la enfermedad y su impacto en la capacidad laboral del individuo.
El INSS dispone de 135 días para resolver las solicitudes de incapacidad. Si no responde en ese tiempo, se considera rechazo por silencio administrativo. El solicitante puede presentar una reclamación previa en 30 días hábiles si no está de acuerdo. Si la reclamación es desestimada, se puede iniciar un procedimiento judicial en los treinta días hábiles siguientes.
La evaluación de la cardiopatía isquémica es esencial para determinar cómo esta enfermedad afecta la capacidad laboral de una persona. Este proceso incluye una serie de evaluaciones médicas y funcionales para valorar el impacto de la enfermedad en la vida diaria y en el desempeño en el trabajo.
La evaluación funcional examina cómo la cardiopatía isquémica afecta la capacidad del individuo para realizar sus tareas laborales. Incluye pruebas para medir la resistencia física, el nivel de fatiga, y la capacidad para soportar esfuerzos, analizando cómo los síntomas como la angina de pecho afectan el rendimiento en el trabajo.
El tribunal médico revisa los informes y pruebas relacionados con la cardiopatía isquémica, enfocándose en la severidad de los síntomas de angina y otros problemas cardíacos. Evalúa cómo estos síntomas afectan la capacidad del solicitante para llevar a cabo su trabajo habitual y realizar actividades físicas.
La baja laboral por cardiopatía isquémica se concede cuando la enfermedad impide al trabajador realizar sus tareas habituales debido a síntomas graves como la angina de pecho. La duración de la baja dependerá de la severidad de los síntomas y del impacto en la capacidad para trabajar.
Para gestionar la incapacidad por cardiopatía isquémica, es importante observar los síntomas como dolor en el pecho y en el brazo izquierdo, y seguir las recomendaciones médicas. Es crucial mantener una comunicación abierta con los profesionales de salud y documentar cualquier cambio en el estado de salud.
Se deben presentar informes médicos detallados que incluyan resultados de pruebas cardíacas y descripciones de los síntomas, como la pesadez en el pecho y la frecuencia de los episodios de angina. Esta documentación debe demostrar cómo la cardiopatía afecta la capacidad laboral.
Contar con el apoyo de un equipo de abogados para incapacidades laborales es fundamental. Estos profesionales pueden ofrecer asesoría sobre el proceso de solicitud, ayudar a reunir la documentación necesaria y representar al solicitante en caso de apelaciones o procedimientos judiciales.
Los casos previos de éxito en la solicitud de incapacidad por cardiopatía isquémica proporcionan valiosas lecciones y estrategias. Analizar estos casos puede ofrecer perspectivas útiles sobre cómo manejar la solicitud y superar posibles obstáculos en el proceso de evaluación.
El Juzgado de lo Social número 2 de Girona reconocía en situación de Incapacidad permanente Absoluta a nuestro cliente que presentaba una cardiopatía isquémica con Infarto Agudo de Miocardio y que, como consecuencia de ello padecía una insuficiencia mitral isquémica de grado severo, una FE del 38% y una insuficiencia cardiaca en Clase Funcional III.
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