La epicondilitis, o codo de tenista, es una inflamación dolorosa de los tendones en el codo, que resulta del uso excesivo o repetitivo del antebrazo. Los síntomas incluyen dolor intenso en el codo, debilidad en el brazo y limitación en el rango de movimiento. Este dolor puede volverse persistente, afectando gravemente la calidad de vida y las actividades diarias.
Para quienes tienen trabajos que requieren movimientos repetitivos o fuerza en el antebrazo, la epicondilitis puede ser especialmente incapacitante. Las dificultades para levantar objetos, realizar tareas precisas o mantener una posición prolongada pueden impedir el desempeño laboral. Si los tratamientos convencionales no alivian los síntomas, esta condición puede justificar una solicitud de incapacidad permanente, por medio de un abogado de invalideces.
En determinados casos, se puede incluso valorar la opción de reclamar esta incapacidad laboral derivada de la contingencia de enfermedad profesional. Estos casos se dan mucho en profesiones como limpieza, albañil u operadores de fábrica.
La epicondilitis puede afectar la capacidad laboral en diferentes grados, dependiendo de la severidad de los síntomas y su impacto en la funcionalidad del trabajador. La evaluación precisa es crucial para determinar el nivel de incapacidad y el tipo de compensación necesaria.
La incapacidad parcial se define por una reducción mínima del 33% en la capacidad laboral. En casos de epicondilitis, esto puede limitar la habilidad del trabajador para realizar ciertas tareas repetitivas, aunque pueda continuar con algunas funciones laborales.
En la incapacidad permanente total, el trabajador no puede realizar su trabajo habitual debido a la epicondilitis severa. Esto implica que las limitaciones funcionales son tales que la persona está incapacitada para llevar a cabo las actividades laborales que desempeñaba antes.
La incapacidad permanente total cualificada se aplica a trabajadores mayores de 55 años. En estos casos, el incremento del 20% en la pensión puede reflejar el impacto adicional de la edad y la dificultad para adaptarse a nuevas ocupaciones.
La incapacidad permanente absoluta implica que el trabajador no puede desempeñar ningún empleo, incluso con adaptaciones. La epicondilitis en esta etapa es tan severa que limita completamente la capacidad de realizar cualquier tipo de trabajo remunerado. Sería necesario tener alguna otra patología adicional.
Cuando se ha tomado la decisión de intentar conseguir la incapacidad, hay que seguir una serie de pasos importantes:
El INSS tiene 135 días para decidir sobre las solicitudes de incapacidad. Si no responde en ese plazo, se considera que la solicitud ha sido rechazada automáticamente, mediante la figura del silencio administrativo.
En ese caso, el solicitante puede presentar una reclamación dentro de los 30 días siguientes si no está de acuerdo con la decisión. Si esta reclamación también es rechazada, cabe la posibilidad de iniciar un proceso judicial dentro de los 30 días hábiles posteriores.
La evaluación de la epicondilitis es decisiva para determinar el impacto de esta condición en la capacidad laboral y la adecuación de las solicitudes de incapacidad. Implica una serie de pasos para garantizar una valoración justa y precisa.
En este punto, se realiza una valoración detallada de la capacidad funcional del individuo afectado por epicondilitis. Se examinan las limitaciones en el movimiento del brazo y la muñeca, así como el impacto en la realización de tareas laborales específicas.
Este órgano está encargado de revisar la documentación médica y realizar evaluaciones adicionales si es necesario. Su función es determinar la severidad de la epicondilitis y cómo afecta la capacidad laboral del solicitante.
En cuanto a la baja laboral, su duración depende de la severidad de la epicondilitis y la respuesta al tratamiento. La baja puede ser temporal mientras se sigue un tratamiento, o puede extenderse si la condición no mejora, incluso más de un año.
Para asegurar una evaluación adecuada, es esencial seguir las recomendaciones médicas y laborales específicas. Esto incluye cumplir con las pautas para el tratamiento y realizar evaluaciones regulares para ajustar el plan de recuperación según sea necesario.
Se requiere una documentación exhaustiva que incluya informes médicos detallados, resultados de pruebas diagnósticas y un historial clínico completo. Estos documentos deben evidenciar cómo la epicondilitis afecta la capacidad para realizar el trabajo.
Es aconsejable buscar el asesoramiento de abogados de incapacidad laboral para recibir orientación sobre el proceso de solicitud y reclamación. Estos profesionales pueden ayudar a preparar y presentar casos de manera efectiva.
Los casos previos de éxito pueden proporcionar información útil sobre cómo se han manejado situaciones similares. Estudiar estos casos puede ofrecer perspectivas sobre estrategias efectivas y posibles resultados en solicitudes de incapacidad por epicondilitis.
En el caso de nuestra cliente, tras diversas cirugías y planteamientos realizados, ya es la patología crónica y por ende limitante para la realización de sus funciones habituales como cartera de correos, siendo además que se concluye: se considera que la paciente no puede desempeñar todas las actividades propias de su puesto de trabajo habitual como así reconoció la Sentencia nº 491/2022 dictada por la Sala de lo Social del Tribunal Superior de Justicia de la Comunidad Autónoma de Madrid.
PRIMERA VISITA GRATIS
Sin ningún tipo de compromiso, te aconsejaremos sobre tus mejores opciones.