La anorexia es un trastorno alimentario grave que se caracteriza por una restricción extrema de la ingesta de alimentos, una obsesión por el peso y una imagen corporal distorsionada. Las personas que sufren de anorexia suelen tener un miedo intenso a ganar peso, incluso si están extremadamente delgadas, y, como resultado, adoptan comportamientos como restringir severamente la comida, hacer ejercicio en exceso, o recurrir a métodos extremos para perder peso, como vómitos autoinducidos o el uso de laxantes.
La fatiga extrema y la debilidad muscular causadas por la malnutrición dificultan la capacidad de mantener un nivel de actividad física y mental necesario para el trabajo. Implica deterioro cognitivo: la falta de nutrientes afecta la concentración, la memoria y el pensamiento claro, lo que dificulta tareas que requieren atención o resolución de problemas. Esto puede llevar a errores en el trabajo o a un rendimiento deficiente. En los peores casos, conduce a una incapacidad permanente.
Tenemos a los mejores especialistas, y ofrecemos una primera visita sin compromiso.No, la anorexia nerviosa no se considera una enfermedad degenerativa en el sentido médico tradicional. Las enfermedades degenerativas, como el Alzheimer o la esclerosis múltiple, implican un deterioro progresivo y permanente de los tejidos o funciones del cuerpo, lo que no es el caso de la anorexia.
No obstante, como consecuencia de la anorexia sí que pueden desarrollarse patologías degenerativas.
La anorexia puede tener un impacto devastador en la capacidad laboral de una persona. Dependiendo de la gravedad del trastorno, pueden aplicarse diferentes tipos de incapacidad. Estos grados reconocen las limitaciones físicas y psicológicas que la anorexia impone, afectando el desempeño en el trabajo y la vida diaria.
La incapacidad parcial implica una pérdida de al menos el 33% de la capacidad laboral habitual de la persona. En casos de anorexia, esta condición puede manifestarse cuando el individuo presenta fatiga extrema, deterioro cognitivo y debilidad física, limitando su desempeño en ciertas actividades profesionales pero no impidiéndolas por completo.
La incapacidad permanente total se refiere a la imposibilidad de realizar el trabajo habitual de forma definitiva. En casos graves de anorexia, los efectos físicos y psicológicos, como la desnutrición y el deterioro cognitivo, pueden incapacitar completamente a la persona para llevar a cabo su ocupación específica.
Trabajos en los que exijan por ejemplo una elevada carga física, serían tributarios del reconocimiento de incapacidad laboral por esta patología.
Este grado de incapacidad aplica a personas mayores de 55 años, quienes experimentan un incremento del 20% en la cuantía de la incapacidad. La anorexia en personas mayores puede generar una situación aún más debilitante, debido a la fragilidad física asociada a la edad y la pérdida de capacidades físicas y mentales.
La incapacidad permanente absoluta impide completamente cualquier tipo de empleo, sin importar la naturaleza de la tarea. En los casos más extremos de anorexia, los daños irreversibles a la salud física y mental pueden hacer imposible que el individuo realice cualquier tipo de actividad laboral de manera sostenible.
La gran invalidez ocurre cuando una persona necesita ayuda constante de terceros para realizar tareas básicas de la vida diaria, como alimentarse o vestirse. En fases avanzadas de anorexia, la pérdida de autonomía y la dependencia de otros para actividades esenciales pueden hacer necesaria la asistencia permanente.
Hay una serie de pasos necesarios para poder solicitar la incapacidad por el motivo de la anorexia. Son los siguientes:
El Instituto Nacional de la Seguridad Social (INSS) tiene un plazo de 135 días para responder a las solicitudes de incapacidad. Si no responden dentro de ese tiempo, se considera que la solicitud ha sido rechazada automáticamente por “silencio administrativo”.
Una vez recibido el rechazo o si no se obtiene respuesta, el solicitante tiene 30 días hábiles para presentar una reclamación previa ante el INSS. Si esta reclamación es también desestimada, el solicitante tiene treinta días hábiles para iniciar un procedimiento judicial en los juzgados.
La evaluación de la anorexia para obtener una incapacidad laboral es un proceso riguroso que involucra tanto aspectos médicos como funcionales. Este trastorno afecta tanto el cuerpo como la mente, y su impacto en la vida laboral puede ser grave. El proceso incluye una revisión exhaustiva por parte de especialistas y el Tribunal Médico para determinar la incapacidad del solicitante.
La evaluación funcional se centra en medir cómo la anorexia afecta la capacidad de la persona para realizar actividades laborales diarias. Se analizan aspectos como la energía física, la concentración, y la estabilidad emocional. Esto incluye pruebas físicas y psicológicas que demuestren cómo los síntomas del trastorno limitan el rendimiento en el trabajo.
El tribunal médico revisa todos los informes y pruebas presentados por los especialistas. Su tarea es evaluar el grado de afectación de la anorexia sobre la capacidad de la persona para trabajar. El tribunal es clave para determinar si el solicitante califica para algún grado de incapacidad, ya sea parcial o total.
La baja laboral por anorexia se otorga cuando el trastorno impide temporalmente el desempeño en el trabajo. La duración de la baja varía según la gravedad y el progreso del tratamiento. En algunos casos, puede evolucionar a una solicitud de incapacidad permanente si no hay mejoría.
Es importante seguir de cerca el tratamiento médico y psicológico, ya que esto no solo beneficia al paciente, sino que también refuerza la solicitud de incapacidad. Mantener una relación constante con los especialistas y actualizar la documentación médica son pasos clave en este proceso.
Se requieren informes médicos detallados, incluidos diagnósticos de psiquiatras, psicólogos y nutricionistas. Estos informes deben demostrar cómo la anorexia afecta la salud física y mental, y cómo limita la capacidad para trabajar. También se deben incluir pruebas de laboratorio y estudios clínicos que respalden el diagnóstico.
Contar con el apoyo de un abogado de incapacidad permanente es crucial para guiar el proceso y asegurar que los derechos del solicitante estén protegidos. El asesor legal puede ayudar en la presentación de la solicitud, reclamaciones y, si es necesario, en el procedimiento judicial.
Nuestros casos previos de éxito han mostrado que, con la documentación adecuada y un buen asesoramiento, es posible obtener una incapacidad laboral por anorexia. Esto ha ayudado a muchos solicitantes a recibir el apoyo económico y médico necesario para centrarse en su recuperación.
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