El lupus es una enfermedad autoinmune crónica en la que el sistema inmunitario del cuerpo ataca sus propios tejidos. Puede afectar a varias partes del cuerpo, incluyendo la piel, las articulaciones, los riñones, el corazón y los pulmones. Muchas personas con lupus experimentan un cansancio severo que no se alivia con el descanso, y la inflamación en las articulaciones puede causar dolor y rigidez, lo que dificulta el movimiento.
Esta condición tiene una variedad de síntomas que pueden variar de leves a graves y, en algunos casos, puede ser incapacitante y limitar significativamente la capacidad de una persona para trabajar. En los peores casos, es motivo para obtener una incapacidad permanente laboral.
Ofrecemos una visita gratuita, sin ningún compromiso.El lupus es una enfermedad autoinmune que puede tener un impacto profundo y variable en la capacidad de trabajar. A continuación, exploramos los diferentes grados de incapacidad que el lupus puede provocar en el ámbito laboral:
En muchas personas con lupus, los síntomas pueden ser lo suficientemente severos como para afectar la capacidad de trabajar, aunque no de forma total. La fatiga extrema, el dolor en las articulaciones y las erupciones cutáneas pueden reducir significativamente el rendimiento laboral, en un mínimo del 33%.
Para aquellos con lupus en su fase más severa, donde los síntomas como la nefritis lúpica o problemas neurológicos son incapacitantes, la capacidad para llevar a cabo las tareas laborales puede verse comprometida por completo. Aunque este grado de incapacidad puede limitar la realización de funciones laborales habituales, es posible considerar ajustes laborales, como tareas menos exigentes o cambios en el entorno de trabajo.
En individuos mayores de 55 años, el lupus puede tener un impacto aún mayor, combinando la enfermedad con la dificultad para encontrar otro empleo. Se aumenta en un 20% la base.
Cuando el lupus es tan grave que imposibilita al individuo realizar cualquier tipo de trabajo, se considera una incapacidad permanente absoluta. Este nivel de incapacidad refleja un impacto profundo en la vida diaria, afectando drásticamente la capacidad para mantener cualquier forma de ocupación.
En este grado, la limitación de independencia es severa, y la persona necesita ayuda continua para llevar a cabo incluso las tareas más esenciales, afectando de manera significativa su calidad de vida y autonomía.
Conseguir la incapacidad por lupus es un proceso complejo, pero seguir estos pasos puede facilitarlo:
La Seguridad Social dispone de un máximo de 135 días para emitir resolución. Si no se recibe respuesta en ese tiempo, se considera que la solicitud ha sido rechazada por silencio administrativo.
Una vez recibida la resolución, el solicitante tiene 30 días laborables para presentar una reclamación administrativa si no está conforme con la decisión. Tras ello, el INSS tiene 45 días hábiles para contestar. Si no lo hace, opera nuevamente el silencio administrativo.
En caso de que la reclamación también sea denegada, se puede iniciar un proceso judicial ante los tribunales dentro de los 30 días hábiles siguientes a la notificación.
La evaluación del lupus implica un diagnóstico exhaustivo mediante análisis de sangre, pruebas de función renal y exámenes físicos. Los especialistas valoran los síntomas como la fatiga, el dolor articular y las erupciones cutáneas. La evaluación precisa es esencial para determinar el impacto del lupus en la capacidad laboral. Ahora vemos detalladamente cada paso.
La evaluación funcional mide el grado en que el lupus afecta la capacidad para realizar tareas diarias y laborales. En ocasiones, incluye pruebas de movilidad, fuerza y resistencia. Este análisis ayuda a establecer la gravedad del impacto en el rendimiento laboral y es crucial para determinar la elegibilidad para la incapacidad permanente.
El tribunal médico revisa el caso del paciente con lupus para determinar la extensión de la incapacidad laboral. Los médicos evaluadores revisan informes clínicos, resultados de pruebas y la evaluación funcional. Su dictamen es clave para decidir si se concede o no la incapacidad permanente laboral.
La baja laboral por lupus se concede cuando la enfermedad impide al empleado cumplir con sus funciones. No son pocos los empleados que se ven obligados a pedir la baja por este motivo. La debilidad y la rigidez son las principales causas que originan esta baja, ya que les complica sobremanera cumplir con sus responsabilidades.
En cuanto a la duración, es muy variable y depende de cada caso, pero puede llegar a extenderse más allá de un año, siendo posible en esas situaciones la obtención de una invalidez.
Para gestionar el lupus y su impacto laboral, se recomienda mantener un tratamiento médico constante, pero sobre todo conseguir informes médicos y mantenerlos actualizados. Tenerlos localizados, y ser organizados, es siempre un punto a favor, pero también contar con un equipo jurídico fiable, como veremos a continuación.
Para solicitar incapacidad permanente laboral por lupus, se necesita documentación médica detallada, incluyendo diagnósticos, resultados de pruebas y evaluaciones funcionales. Además, es útil presentar informes de especialistas y cualquier evidencia de cómo la enfermedad afecta la capacidad laboral del solicitante.
El asesoramiento legal es decisivo al solicitar incapacidad permanente laboral por lupus. Un abogado de incapacidades puede ayudar a preparar la documentación adecuada, comprender los derechos del trabajador y representar al solicitante en un posible juicio ante el juzgado de lo Social.
Los casos reales de incapacidad laboral por lupus muestran diversas experiencias de individuos afectados. Estos casos destacan cómo el lupus impacta la vida laboral y personal. Analizar experiencias previas puede proporcionar orientación sobre el proceso de solicitud y posibles obstáculos en la obtención de la incapacidad.
Así, en estos casos se tiene muy en cuenta por los tribunales la respuesta al tratamiento (normalmente un biológico) y la frecuencia de las crisis, al ser una enfermedad que puede cursar por brotes de mayor o menor afectación.
Un ejemplo de esta patología llevada a los tribunales es el de un paciente con “Lupus erimatoso sistémico” presentando como limitaciones orgánico-funcionales reconocidas “enfermedad autoinmune y que cursa con episodios de artritis de predominio en carpos y afectación renal en remisión completa, a tratamiento biológico”.
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