La polineuropatía es un trastorno neurológico que afecta a múltiples nervios periféricos en el cuerpo. Se caracteriza por la disfunción de estos nervios, lo que puede ocasionar síntomas como dolor, debilidad muscular, pérdida de sensibilidad y problemas de coordinación.
Las causas de la polineuropatía pueden variar, siendo las más comunes el daño a los nervios debido a enfermedades crónicas como la diabetes, enfermedades autoinmunitarias, infecciones virales o bacterianas, exposición a toxinas como el alcohol o ciertos químicos, y enfermedades hereditarias. Además, algunos casos de polineuropatía pueden ser idiopáticos, lo que significa que no se conoce su causa específica. Por desgracia, muchos casos se cronifican y dan lugar a largas bajas laborales, e incluso a incapacidad permanente en alguno de sus grados.
La polineuropatía, una afección que afecta múltiples nervios, puede causar diferentes niveles de incapacidad laboral. Según la gravedad de los síntomas, se clasifican en varios grados de incapacidad, desde parcial hasta gran invalidez.
En este grado, la capacidad laboral se reduce en un 33%. El trabajador puede continuar con sus funciones, aunque con limitaciones. Las adaptaciones en el entorno de trabajo son clave para minimizar el impacto de la polineuropatía.
Aquí, la persona no puede seguir desempeñando su trabajo habitual debido a las limitaciones causadas por la polineuropatía. Sin embargo, es posible que realice otras actividades laborales que no requieran habilidades físicas específicas.
Este tipo de incapacidad afecta a personas mayores de 55 años. Aparte de no poder seguir en su empleo habitual, reciben un incremento del 20% en su pensión por la dificultad adicional para reinsertarse en otro trabajo.
La incapacidad permanente absoluta implica que la persona no está capacitada para realizar ningún tipo de trabajo. La polineuropatía, en este grado, provoca severas limitaciones físicas que impiden cualquier actividad laboral, incluso las más ligeras.
En este caso, el afectado requiere la asistencia constante de terceras personas para llevar a cabo tareas básicas. La polineuropatía avanzada puede causar una discapacidad tan severa que imposibilita la autonomía del individuo, afectando todas sus actividades cotidianas.
El procedimiento para solicitar incapacidad laboral por polineuropatía conlleva varios pasos, de cara a evaluar el impacto de la enfermedad en la capacidad de trabajo del solicitante.
La Seguridad Social cuenta con un plazo de 135 hábiles días para resolver sobre la incapacidad. Si no emite respuesta dentro de ese periodo, se interpreta como una denegación por silencio administrativo.
En caso de desacuerdo, el solicitante tiene 30 días hábiles para presentar una reclamación previa. Desde entonces, el INSS tiene 45 días hábiles para contestar a la misma. Si la desestima, se puede iniciar un proceso judicial en un plazo máximo 30 días hábiles.
La evaluación es un proceso clave para determinar el grado de afectación de la polineuropatía en la vida diaria del paciente. Implica la recopilación de datos médicos y funcionales, que permitirán valorar la capacidad laboral del individuo.
En esta fase, se analiza cómo la polineuropatía afecta la capacidad física y cognitiva del paciente. Se miden limitaciones en actividades básicas y complejas, ayudando a determinar si la persona está en condiciones de seguir desempeñando su trabajo habitual.
El tribunal médico evalúa el caso de manera integral, basándose en informes médicos y pruebas clínicas. Su objetivo es emitir un dictamen sobre la gravedad de la polineuropatía y la posible incapacidad laboral que pueda generar en el afectado.
La baja laboral por polineuropatía se otorga cuando los síntomas limitan significativamente la capacidad de trabajo. La duración y posibilidad de prórroga dependen de la evolución clínica, y el reconocimiento de incapacidad puede derivarse de su persistencia.
Es importante que los pacientes afectados por polineuropatía sigan pautas médicas específicas y soliciten apoyo laboral. Además, se recomienda contar con asesoramiento especializado para manejar los trámites legales relacionados con la incapacidad.
Es fundamental presentar informes médicos detallados que certifiquen la gravedad de la polineuropatía. Estos documentos deben incluir diagnósticos precisos, pruebas clínicas y evaluaciones funcionales, necesarios para justificar la solicitud de baja o incapacidad laboral.
Contar con la asistencia de un abogado de incapacidad laboral es determinante. Un profesional puede guiar al afectado en cada paso del proceso legal, desde la presentación de la solicitud hasta la reclamación judicial.
Tenemos un historial de numerosos éxitos en casos de incapacidad por polineuropatía. La experiencia en precedentes legales similares nos permite ofrecer estrategias sólidas para defender los derechos laborales y obtener una resolución favorable.
Por ejemplo, la Sentencia núm. 380/2021 de 20 de octubre, del TSJ de Islas Baleares, JUR 2022/1385, resuelve en un caso de polineuropatía en el siguiente sentido, reconociendo la IPA al trabajador:
” … la astenia, malestar general, cefaleas holocraneales, déficit cognitivo con alteración de la memoria y capacidad de reacción, dolor neuropático que le ocasiona dolor en zona pélvica, la polineuropatía sensitiva con parestesias e hipoestesia y las polialtralgias (dolor articular y muscular), tiene afectada su capacidad de concentración, dirección y planificación, así como para la sedestación y deambulación prolongadas, interfiriendo en su capacidad para la conducción o para desplazamientos prolongados…”
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