Para saber el trasplante de hígado o trasplante hepático qué incapacidad es o a qué incapacidad puede dar lugar debemos hacer una primera aproximación a la enfermedad en sí misma para a continuación determinar qué síntomas o limitaciones funcionales conllevaría esta y determinar tras un trasplante hepático qué incapacidad permanente le correspondería.
Como abogados expertos en derecho de la Seguridad Social os explicamos en este artículo en qué casos se los Jueces conceden la incapacidad permanente a pacientes trasplantados.
¿Cuándo se realiza un trasplante hepático y en qué consiste?
¿Qué es un trasplante hepático?
El trasplante hepático es el procedimiento quirúrgico consistente en extraer el hígado del paciente que padece una insuficiencia hepática por la que su hígado ha dejado de funcionar correctamente y sustituirlo por otro hígado sano de un donante fallecido o vivo.
Esta intervención se realiza solo a aquellas personas con insuficiencia hepática y que su enfermedad no pueda controlarse con otros tratamientos menos invasivos, especialmente en casos de pacientes con cáncer de hígado.
Dado que el hígado es un órgano que realiza múltiples funciones, muchas de ellas vitales -producción de bilis, absorción de grasas, eliminación de bacterias, prevenir infecciones-, a pesar del trasplante es posible que algunas de ellas no puedan realizarse correctamente y es entonces cuando se valorará por el trasplante hepático qué incapacidad es procedente.
Complicaciones en el trasplante hepático: qué incapacidad es procedente.
Al tratarse el trasplante de hígado, como decimos, de una intervención agresiva, conlleva un elevado riesgo de complicaciones, como sangrado, coágulos sanguíneos, infecciones, etc.
El rechazo del órgano:
Sin embargo, la complicación principal que puede ocurrir es el rechazo tras el trasplante y, precisamente para ello, se suelen suministrar al paciente sendos medicamentos para evitar que aquello se produzca.
La acción de los medicamentos:
Estos medicamentos también son fuertes y tienen efectos secundarios, como debilitamiento de los huesos, diabetes, problemas intestinales, etc.
Para determinar tras un trasplante hepático qué incapacidad es la que procede, debemos estar a los síntomas que presente el paciente, sus reacciones y, sobre todo, su limitación funcional, si esta existe.
Tras un trasplante hepático, ¿qué incapacidad permanente procede?
Como se ha dicho, un paciente al que se le ha realizado un trasplante hepático puede que, tras el periodo de baja laboral o incapacidad temporal en que se le declarará en el momento del diagnóstico, sea tributario de algún grado de incapacidad permanente. Muchos de ellos, se preguntan por un trasplante hepático qué incapacidad es la que le corresponde.
Las limitaciones funcionales que produce un trasplante hepático
Pues bien, tal reconocimiento tiene lugar en los que el paciente no pueda, por las limitaciones funcionales de las que se encuentra afecto, seguir desempeñando su profesión habitual como venía haciéndolo hasta la aparición de la enfermedad, o incluso no esté capacitado para realizar ninguna profesión.
Los grados de incapacidad permanente que proceden por trasplante hepático
Dependiendo de esta afectación, se determinará por el Instituto Nacional de la Seguridad Social y en caso de denegación de la reclamación administrativa, en último término, por los tribunales, por el trasplante hepático qué incapacidad es la que debe reconocerse, de entre las siguientes:
- Gran Invalidez: cuando quien ha sufrido el trasplante, debido a las complicaciones del procedimiento, quede imposibilitado para la realización de algunas actividades de su vida diaria, tales como desplazarse, alimentarse o vestirse autónomamente. Suele ocurrir en casos de rechazo del hígado donado.
- Incapacidad permanente absoluta: cuando el trasplantado, por las secuelas tras el mismo, no se encuentre capacitado para reinsertarse en el mundo laboral realizando ningún tipo de actividad profesional, por no soportar ningún tipo de actividad física por mínima que sea.
- Incapacidad permanente total: cuando el paciente no pueda seguir desempeñando su profesión habitual -de esfuerzo físico o que requiere unas exigencias determinadas-, pero sí podría realizar otras livianas o sedentarias.
- Parcial: el trasplantado puede realizar su profesión, pero sufre una merma en su rendimiento normal de más del 33% respecto a su estado previo.
Por tanto, es determinante en este supuesto estudiar el caso concreto para establecer la viabilidad o no de que un trasplante hepático de lugar a una incapacidad permanente y, en este caso, el trasplante hepático qué incapacidad es.
Las secuelas en paciente que ha sufrido un trasplante hepático.
Ya se ha manifestado que es muy frecuente que una persona trasplantada, después de finalizar todos los tratamientos procedentes, siga presentando secuelas previsiblemente permanentes, dado que son de larga evolución y no tienen cura, y que inciden sobre su capacidad laboral.
Para valorar tras un trasplante hepático qué incapacidad es procedente, hemos de tener cuenta estas secuelas, que pueden ser tanto físicas como psíquicas.
Las secuelas físicas
Las secuelas físicas se caracterizan, principalmente, por un cansancio o debilidad generalizada, lo que es incompatible en principio con cualquier tipo de actividad que requiera de esfuerzo físico.
Por lo tanto, si nos preguntamos en estos casos de trasplante hepático qué incapacidad es procedente, la respuesta podría ser una incapacidad permanente total para el caso de que el paciente tenga como profesión habitual alguna de esfuerzo físico, pero puede realizar otras profesiones que le permitan estar sin realizar tal esfuerzo.
Las secuelas psicológicas
Sin embargo, es frecuente que junto a estas secuelas físicas aparezcan también secuelas psíquicas tras un proceso traumático como es una enfermedad hepática grave que ha tenido obligatoriamente que terminar nada más y nada menos que en un trasplante, con todo lo que ello conlleva.
Esta afectación psíquica puede ser especialmente grave, llevando a la persona a sufrir un trastorno depresivo grave o un trastorno postraumático, entre otras patologías que podrían desencadenarse.
Pues bien, si nos volviéramos a preguntar en estos supuestos de afectación no solo física sino también psíquica con criterios de gravedad por trasplante hepático qué incapacidad es la que se reconocería al paciente.
Podríamos responder que nos encontraríamos ante una incapacidad absoluta para todo tipo de profesión, tanto las de esfuerzo físico como aquellas livianas o sedentarias, ya que la imposibilidad viene determinada no sólo por sus limitaciones físicas sino.
Sobre todo, psíquicas, lo que impide incluso el acudir al puesto de trabajo con regularidad así como la interrelación con terceras personas, requerimientos que se encuentran en prácticamente todas las profesiones.
¿Cómo podemos ayudarte como abogados expertos en incapacidad permanente por trasplantes?
En conclusión, para poder responder con rotundidad y certeza a la cuestión: ¿tras un trasplante hepático qué incapacidad es procedente?, es absolutamente necesario estudiar el caso concreto para extraer las limitaciones funcionales del paciente tras el trasplante.
Como abogados expertos en reclamaciones por incapacidad permanente ante el Instituto Nacional de la Seguridad Social, sabemos que se puede abarcar desde una incapacidad permanente en grado de gran invalidez hasta una incapacidad parcial por una merma en sus capacidades sin estar completamente impedido para su desempeño.
Le ofrecemos una primera visita gratuita con un abogado experto en derecho de la Seguridad Social para valorar su caso de incapacidad permanente. Contacte con nosotros.
PRIMERA VISITA GRATIS
Sin ningún tipo de compromiso, te aconsejaremos sobre tus mejores opciones.
ENTRADAS RELACIONADAS